Gian Lorenzo BERNINI (1598-1680) es uno de los grandes artistas del Barroco.
Trabajó en Roma la mayor parte de su vida,salvo el tiempo pasado en París, llamado por el rey Luis XIV, y en Roma contó desde el inicio de su carrera con el mecenazgo de las familias más prestigiosas, de gran influencia y poder. Gracias a ello acaparó los encargos de la alta jerarquía eclesiástica y civil en detrimento de su opositor, Borromini.
Su arquitectura se caracteriza por la pureza y sencillez de las formas y el dominio del lenguaje clásico, al que incorporó el dinamismo y la teatralidad barrocos. En ellas destaca la importancia concedida a la luz para jerarquizar los espacios y subrayar la teatralidad.
Uno de sus empeños fue acabar de dotar a la basílica de San Pedro de la grandeza que merecía como centro del mundo católico. Con esa voluntad encargó a Bernini, además de otras obras (la Cátedra de San Pedro, la
Columnata y la Scala Regia) la realización del baldaquino que debía ir sobre la tumba de San Pedro, que es toda una propuesta del nuevo estilo.
EL BALDALQUINO:
El baldaquino es una obra monumental realizada en mármol, y fundamentalmente en bronce sobredorado, que reproduce los modelos litúrgicos utilizados en las procesiones de la época. Sobre la base de mármol se levantan cuatro columnas salomónicas o helicoidales de bronce, decoradas con pámpanos de vid – referencia a la eucaristía- que pretendían evocar las utilizadas en el templo de Salomón y que sustentan el dosel, decorados con abejas, símbolo de la familia Barberini a la que pertenecía el papa Urbano VIII. Sobre éste se alzan cuatro gigantescas volutas que prolongan el movimiento de las columnas y se rematan con el globo terrestre y la cruz, símbolos del triunfo universal de Cristo.
Historia del arte
martes, 5 de abril de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
Renacimiento
La pintura española de la segunda mitad del siglo XVI tiene en Doménikos Theotókopoulos, apodado el Greco (1541-1614), su artista más representativo. Se trata de un artista nacido en Creta, donde realizó su aprendizaje en la tradición bizantina y en los modelos italianos del Renacimiento. Con posterioridad se trasladó a Italia, fundamentalmente a Venecia y Roma. En Venecia entraría en contacto con la pintura de maestros como Tiziano y Tintoretto que explica su preferencia por las gamas cálidas y el empleo de tonos complementarios. Su estancia en Roma le permitió el estudio de la obra de Miguel Ángel, cuya influencia es perceptible en el gusto por los grandes volúmenes, los escorzos violentos y las formas alargadas y artificiosas.
Después de varios años se trasladó a España ante las expectativas de trabajo de la corte de Felipe II y la decoración del Escorial. Para su iglesia realizaría el martirio de San
Mauricio y la Legión tebana que no fue del agrado del rey por lo que se le cerraron las puertas de la Corte. De forma definitiva se instalaría en Toledo donde llevaría a cabo su producción artística y donde murió en 1614. La temática desarrollada por el Greco es esencialmente religiosa y un fiel exponente de la ideología contrarreformista, nacida del Concilio de Trento, y según la cual la imagen tiene la finalidad de defender los valores que la iglesia católica reivindicaba frente a la iglesia prostestante. No obstante la temática de sus obras está tratada de una forma muy peculiar y condicionada por la propia vida espiritual del pintor. En su forma de plantearse la vida, la libertad personal y el valor humano de la religiosidad siempre estuvieron presentes lo que explica que, en sus lienzos de tema martirial, no desarrolle el aspecto sangriento de la tortura o la muerte violenta sino el valor humano que esconde la decisión del hombre que elige el martirio antes de renunciar a su fe. Esta idea aparece magníficamente plasmada en el martirio de San Mauricio donde el tema de la elección queda representado en primer plano y el sacrificio en un tercer plano. Esta misma pintura expresa su propia consideración acerca de la importancia de la otra vida, la creencia de que la vida terrenal no es sino un paso hacia el mundo celestial. Así se aprecia en la escena propiamente dicha del martirio en la que el alma del santo sale de su cuerpo para ir a formar parte de las multitudes celestiales.
http://web.educastur.princast.es/proyectos/jimena/pj_leontinaai/arte/webimarte2/index1.htm
Renacimiento
JUAN DE JUNI (1507-1577) Fue un escultor de origen francés que se establece en España hacia 1533, atraído por la importante actividad artística que se desarrolla en el reino de Castilla y aquí lleva a cabo una producción de tan alta calidad que pasa a convertirse junto con Berruguete en figura cumbre del manierismo hispano.
Se desconoce prácticamente todo acerca de su período de formación, si bien por sus rasgos estilísticos se supone que se formó en su Borgoña natal y que completó sus conocimientos en una estancia en Italia. Lo seguro es que en 1533 trabajaba en León y que, en lo sucesivo, residió siempre en España. Juni fue un artista versátil, que trabajó indistintamente la madera y la piedra, el barro cocido y el alabastro, y se dedicó por igual al retablo, la sepultura monumental y las esculturas exenta y decorativa. Al igual que su antecesor, logra plasmar en sus obras el sentir espiritual de la época. El dolor, la aflicción, el sufrimiento, que por influencia del pensamiento místico se consideran caminos para llegar a Dios, se materializan en un lenguaje de características muy personales: gestos exagerados de los personajes, acentuados escorzos, y un tratamiento de los ropajes muy especial, que a menudo adquieren gran volumen y se retuercen en pliegues y repliegues que envuelven el cuerpo de las figuras.
En los rostros de sus figuras, de evidente naturalismo, consigue unas calidades de blandura y morbidez excelentes, que hacen pensar más en el suave modelado de la arcilla que en la ruda talla en madera realizada a golpes de gubia. Sus expresiones, de dolor reconcentrado y ausente, junto con sus fuertes manos de gestos teatrales, dan rienda suelta a toda la emoción interna. La excelente calidad de la talla se complementa en sus obras con una magnífica policromía de estofado, de elegante colorido y variada decoración.
El origen de este expresivo estilo se encuentra en la tradición escultórica de su lugar de origen, Borgoña, al que se suma el conocimiento de la estatuaria clásica y las formas renacentistas. Ambas características se funden con la más pura tradición hispana, dando lugar a un estilo que llega a producir obras de tan alta calidad como el grupo del Entierro de Cristo.
Realizado entre 1541 y 1544 por encargo de Fray Antonio de Guevara, cronista del emperador Carlos V y obispo de Mondoñedo, se encontraba en el desaparecido convento de San Francisco de Valladolid, en el cuerpo inferior de un retablo instalado en su capilla funeraria.
El grupo se compone de siete figuras. La principal, Cristo muerto, articula la disposición de las seis restantes que se distribuyen simétricamente en un esquema del más puro clasicismo, de tal forma que el movimiento y actitud de una figura es contrarrestado en el lugar opuesto por otra similar. La figura de Cristo descansa sobre un sarcófago adornado con los escudos de Fray Antonio. De cuerpo y cabeza majestuosos, son su policromía (tonos violáceos, sangre cuajada y negruzca indicando la duración del suplicio...) y sus manos (rotas y descoyuntadas) las que llevan el mayor peso expresivo, transmitiendo por sí solas todo el horror de la muerte.
El resto de los personajes se aplican a la tarea de amortajamiento: retirando espinas, limpiando heridas, perfumando el cuerpo... mientras expresan su reacción ante esta muerte. La Virgen presenta desconsolada sus brazos al Hijo siendo suavemente contenida por San Juan. A la izquierda, Salomé y José de Arimatea (dirigiéndose al espectador para obligarle a salir de su pasividad ante la escena) muestran unos rostros desfigurados, decrépitos y blandos, fruto de un profundo sufrimiento físico y moral. A la derecha, María Magdalena, la figura más delicada del conjunto, transmite su dolor con un movimiento de torbellino, en el que participan sus abundantes ropajes, mientras Nicodemo eleva una agónica suplica al cielo. Estuvo activo en León y Salamanca antes de establecerse en 1540 en Valladolid, donde se conservan sus obras más admiradas, en particular la Virgen de los Cuchillos, en la iglesia vallisoletana de las Angustias, que constituye la culminación de su estilo exaltador de los sentimientos.
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Renacimiento
La publicación de los primeros tratados arquitectónicos, como el de Diego de Sagredo en 1526, provocaron una reacción en contra del exceso decorativo. Se busca ahora el sentido de la proporción, el equilibrio y la solución a los problemas estructurales que los recursos góticos no solventaban, con plantas regulares y simétricas. Se recupera definitivamente el arco de medio punto y las cubiertas con bóvedas de cañón decoradas con casetones. Los elementos decorativos son de procedencia arquitectónica: frontones curvos y triangulares, balaustres y columnillas. El resultado final permite contemplar edificios monumentales, sobrios y equilibrados.
En 1527, el emperador Carlos V encargó la construcción de un palacio en Granada en el mismo recinto de los palacios musulmanes de la Alhambra. El proyecto, inacabado, fue realizado por Pedro Machuca, arquitecto y pintor de formación italiana. El palacio expresa la idea del poder imperial como centro del universo y su simbología parece entroncar con la idea clásica de la divinización imperial. En su planta se dan cita la forma cuadrada, para el perímetro exterior, y la forma circular en el patio interior.
El diseño supone una gran novedad en la arquitectura palaciega, produciendo un edificio sobrio y equilibrado, en el más puro estilo bramantesco. Los antecedentes del patio circular, que constituye el elemento más llamativo del conjunto, se encuentran en el realizado por Bramante para enmarcar el templete de San Pedro in Montorio y en el trazado por Rafael para Villa Madama. El patio se divide en dos plantas que superponen el orden doricotoscano y el jónico.
Los alzados son adintelados y se separan mediante un entablamento presidido por un friso con triglifos y metopas.
Exteriormente sólo llegaron a decorarse la fachada meridional y la fachada occidental repitiéndose la ordenación interior: dos pisos que superponen pilastra dorico-toscanas y jónicas separadas por un entablamento intermedio. En la fachada destaca el almohadillado rústico del piso bajo, que puede considerarse una atrevida ruptura manierista de la coherencia interior-exterior. Así, al interior clásico, con una fachada ligera y equilibrada, se opone un exterior manierista caracterizada por una fachada compacta y pesada, compleja e irregular.
Por último cabe destacar la inserción de una serie de relieves en la fachada, motivos alegóricos alusivos a la figura triunfante del monarca, al que se compara con Hércules.
Cinquecento
Leonardo da Vinci
Es una de las figuras paradigmáticas de la historia de la cultura y, especialmente, del Arte. Su actividad abarca el campo de la investigación en general ya que fue pintor, escultor, matemático, ingeniero, militar y aeronáutico, músico, anatomista, etc... Escribió un libro sobre pintura que recoge recomendaciones e instrucciones técnicas. Nacido en la Toscana , en la ciudad de Vinci, su vida discurrió entre Florencia y Milán principalmente, si bien trabajó también para el monarca francés Francisco I.
Defensor de la superioridad de la pintura sobre el resto de las artes, su principal contribución será la técnica del sfumato o difuminado, mediante la cual logra captar el ambiente, envolviendo todo el espacio y diluyendo la definición de los contornos. Como medio para lograr el equilibrio formal, utiliza composiciones triangulares o piramidales su inspiración del natural con el estudio de la anatomía humana, conocimiento que adquirió gracias a la disección de los cadáveres. No puede olvidarse su propia trayectoria como escultor, que justificaría el tratamiento casi escultórico de sus figuras pintadas, y la frecuencia del desnudo que junto a la exageración anatómica se incrementaron en su pintura con el paso del tiempo.
Las características de su obra aparecen magníficamente plasmadas en la decoración mural al fresco de la Capilla Sixtina en cuya bóveda se desarrollan escenas del Antiguo Testamento y representaciones de profetas, sibilas, e ignudi en un marco arquitectónico fingido que anuncia el Manierismo y su gusto por la sorpresa. En el muro del fondo se desarrolla la idea del Juicio Final de una forma tensa, dramática, y presidida por la rotunda y terrible imagen de un Cristo justiciero que con su brazo derecho levantado desencadena todo el movimiento de la composición. La salvación o la condena eterna se expresan a través de la desarticulación de los grupos y las figuras, carentes de relación entre sí, que recuerdan la soledad del hombre en el momento del Juicio Final.
Cinquecento
Es una obra realizada en un único bloque de mármol de Carrara a finales del siglo XV, que marca los principios generales de la escultura de la primera etapa del artista, dentro del más puro clasicismo. El tema de la Piedad, como expresión del dolor inmenso que siente María cuando recibe el cuerpo de su hijo muerto. El artista aporta al mismo el tratamiento del motivo religioso como si fuera un gran mito.
La composición del grupo escultórico dibuja una estructura piramidal, equilibrada, expresando tranquilidad, como marcaban las premisas neoplatónicas. El triángulo viene marcado actuando de vértice la cabeza de María y de base la del grupo escultórico. Cabe aquí recordar que entre todas las formas geométricas, el triángulo y el círculo son las preferidas para representar la divinidad. Los cuerpos tienen un tratamiento diferente, ya que el de Jesús aparece con un cuidado estudio anatómico que muestra el perfecto conocimiento que el artista tenía de los recursos expresivos propios de su oficio, llegando a plasmar un cuerpo en el que no se esculpen las huellas del inmenso sufrimiento que soportó Jesús antes de morir, mientras que el de María aparece totalmente cubierto por los gruesos ropajes que dejan adivinar una musculatura y proporciones en principio superiores a las que corresponderían a su rostro, valorando esas grandes anatomías tan del gusto del artista. El tratamiento del manto, cincelado con grandes cavidades, provoca contrastes de luz y sombra que realzan el valor plástico de la obra. Precisamente los rostros muestran una belleza idealizada como María que es más joven que su hijo.
Para Miguel Ángel lo primordial en su obra es el reconocimiento de la grandeza del ser humano como humanista convencido que es y, en ésta nos refleja unos sentimientos contenidos, con rostros muy hermosos, sin gestos que los descompongan. María aparece contenida, dejando que su profundo dolor quede dentro de ella, sin mostrarlo hacia fuera, es un dolor interno, como de aceptación del mismo.
La composición equilibrada, junto a las actitudes serenas de los personajes producen el efecto de armonía y sosiego.
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Cinquecento
El Pietro di Montorio, es una arquitectura monumental realizada durante el arte del cinquecento y pertenece a Bramante un arquitecto muy conocido de la época.
Fue mandado a construir por los Reyes Católicos, para honrar el martirio de San Pedro.
Bramante es un autor que se caracteriza por su estudio de la perspectiva, armonía, austeridad, orden dorico-tocano, y por su alternancia de las curvas y de las rectas como lo podemos observar en El Pietro.
Es una arquitectura con una planta centralizada a modo de circulo sobre un pedestal y rodeado por una escaleras.
El edificio está compuesto por dos plantas una primera mas cerrada, austera y compacta, frente a la segunda que es mas abierta, y por ello deja entrar la luz al interior del edificio.
En la primera planta destaca por tener dieciséis columnas de orden dórico dispuestas al rededor del edificio formando un circulo y a su vez formando un pequeño pasillo entre la entrada y el edificio en si.
El edificio está compuesto por una puerta principal, y por ventanas que dan luminosidad al interior.
Las columnas que hemos citado anteriormente sostienen un entablamento compuesto por un un friso compuesto a su vez por metopas y triglifos que representan el martirio de San Pedro, y por un dintel.
En la parte superior del edifico está compuesto por un pequeño balcón rodeado por una balaustrada, típica de la época, un tambor que sostiene la gran cúpula sobre pechinas que a su vez tiene una linterna que da luminosidad la interior del edificio y con un remate escultórico.
El tambor de la segunda planta está compuesto por ventanas ciegas y decoraciones escultóricas como escudos, que podrían ser el escudo de los Reyes Católicos ya que son los que financiaron el edifico, y por ello esculpen su marca en el edificio.
En la cúpula podemos observar que quedan restos de su construcción y están marcados los nervios de esta, y su techumbre de capitel. La linterna aunque no se puede observar bien está decorada con altosrelieves pero su función es siempre iluminatoria.
Este edificio a su vez está dispuesto al rededor de otros grandes edificios de los que podemos observar poca cosa, pero si podemos decir que son austeros, adintelados con vanos que proporcionan luminosidad, etc.
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