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En Santiago, y al amparo del sepulcro del Apóstol, se levantó uno de los templos máscaracterísticos de iglesia de peregrinación. Su construcción estuvo motivada por el descubrimiento de una tumba en Iria Flavia, con los restos del apóstol Santiago, en el año 814, lo que propició la creación de una pequeña basílica en el lugar, documentada como lugar de peregrinación a mediados del siglo IX. Esta primitiva basílica sería sustituida por otra nueva, de mayores dimensiones, en el año 899 y que sería destruida por Almanzor en el 997.
La construcción de la actual Catedral responde al patronazgo del rey Alfonso VI y del obispo Diego Peláez, dando comienzo las obras entre 1077 y 1078. Desde ese momento se suceden una serie de campañas constructivas: la primera tiene al frente al maestro Bernardo, dura diez años en los que se construiría la cabecera. En el año 1100 se reactivan las obras con el nombramiento de Diego Gelmirez como obispo, construyéndose la práctica totalidad del conjunto catedralicio entre esa fecha y 1124, a falta de los últimos tramos de la parte occidental, la fachada de los pies y las torres que la flanquean. La tercera y última etapa comienza en 1168 cuando se encarga al maestro Mateo la realización de la llamada catedral vieja o cripta, soporte previo del Pórtico de la Gloria. La catedral sería definitivamente consagrada en 1211. Santiago constituye un ejemplar único por tres aspectos fundamentales: la creación de un espacio para la circulación de las masas, el carácter de compendio o resumen del prerrománico y sus innovaciones.
La catedral compostelana es un ejemplo típico de iglesia de peregrinación, concebida para que los fieles puedan efectuar un itinerario desde la entrada y contornear en la girola el sepulcro del santo titular. De acuerdo con esta idea, presenta una planta de cruz latina de tres naves, un amplio transepto destacado en planta, asimismo dividido en tres naves con cuatro absidiolos en sus brazos, y una amplia cabecera, con un notable ábside central, girola o deambulatorio y cinco capillas radiales a su alrededor. La girola, extraña en el románico español, que prefiere los ábsides, es de grandes dimensiones, en consonancia con las necesidades de una ciudad santa de la Cristiandad.
La nave central se cubre con bóveda de cañón, dividida en diez tramos por arcos fajones que apoyan en pilares cruciformes con columnas adosadas que se prolongan por toda la pared de la nave para recoger el empuje del arco fajón, lo que otorga una gran esbeltez al conjunto. Las naves laterales se cubren con bóveda de arista, desarrollándose sobre ellas la tribuna, abierta a la nave central. De gran importancia es la dimensión del transepto, con seis tramos en cada brazo y la misma longitud que la distancia axial entre el tramo central del cimborrio y el primero de la nave central, donde se levanta el Pórtico de la Gloria. De la misma manera el triforio y tribuna que contornea la iglesia, es de grandes dimensiones y puede cumplir una función de tráfico o alojamiento de peregrinos. Esta organización constructiva dota al interior de una perfecta funcionalidad para combinar el movimiento de grandes masas con el desenvolvimiento paralelo de los actos de culto.Santiago constituye un resumen de las soluciones arquitectónicas prerrománicas, románicas españolas y francesas, andalucismos musulmanes e incluso, en menor medida, elementos antiguos recogidos en Italia. Del prerrománico toma la aplicación de contrafuertes exteriores, típicos de las construcciones asturianas, del románico español adopta la disposición de la cabecera de la catedral de Jaca y la combinación de nave central de cañón y laterales de arista de San Isidoro de León. Del mundo musulmán el empleo de lóbulos decorativos en la capilla mayor y en la fachada de las Platerías y la tendencia a la herradura en muchos arcos, pero sobre todo, del románico francés, del que adopta la girola, el triforio y la prolongación de las naves en el crucero. En este sentido hay que señalar su relación formal con las iglesias de peregrinación francesas de San Martin de Tours y San Marcial de Limoges (desaparecidas) y con la iglesia de San Sernin de Toulouse.
La catedral de Santiago responde a un patrón arquitectónico en el que el simbolismo, la proporción y la geometría rigen buena parte de sus elementos constructivos. El templo está orientado hacia el este, hacia el nacimiento del sol y de la luz. Existe una identificación plena entre Cristo y la luz, sistematizada siglos después por el abad Suger. Santiago es un ejemplar singular dentro del románico por su técnica de iluminación, ya que las proporciones amplias del triforio permiten la consecución de una zona luminosa en lo alto de la nave central en contraste con la penumbra del suelo. Así la luz entra por las ventanas laterales, la tribuna, el cimborrio situado en el crucero y por los vanos de las portadas.
A este simbolismo formal se añade el numérico. Santiago reproduce un módulo de 4x4 que aparece caracterizado cada uno de los tramos de las naves laterales y determina las medidas restantes: anchura de la nave central (8 m.), su altura (24 m) y la anchura de la nave lateral.
El canon o medida ideal del hombre perfecto en la mentalidad medieval es el homo quadratus, que presenta una altura idéntica a la anchura de sus brazos extendidos. Esta disposición coincide con la de Cristo crucificado, por lo que iglesias como Santiago reproducen un modelo cruciforme, aludiendo formalmente a Cristo, y paralelamente presenta un espacio proporcional y conceptualmente perfecto que se opone al caos circundante. La literatura medieval hace constantes referencias a este simbolismo, que fue ocultándose bajo las nuevas formas arquitectónicas.
http://web.educastur.princast.es/proyectos/jimena/pj_leontinaai/arte/webimarte2/index1.htm