La arquitectura del Románico pleno se identifica con respecto a los edificios del primer Románico por el desarrollo del relieve escultórico, perfectamente integrado en los muros y en los soportes, de ahí su carácter monumental. San Gregorio Magno definía la escultura románica como Biblia pauperum (la biblia de los pobres), una expresión que sirve para valorar su consideración como un elemento doctrinal de primera categoría, en una época en la que la inmensa mayoría de la población era analfabeta; el pueblo se acerca por lo tanto a las verdades de la fe a través de la imagen.
El relieve escultórico desarrolla una temática didáctica y edificante que se concentra en los espacios principales de los edificios de culto; fundamentalmente en las portadas de las iglesias y en los capiteles del claustro, cuando existe, o de la iglesia.
Las fuentes utilizadas por el escultor románico fueron los manuscritos, que transmiten imágenes y modelos iconográficos, y especialmente los Bestiarios que resultan una fuente inagotable para las representaciones de los animales fantásticos que pueblan los capiteles; la pintura mural localizada en el interior de las iglesias, en especial en el ábside, y los tejidos de procedencia oriental con los que, frecuentemente se envolvían las reliquias; unos tejidos estampados con motivos animalísticos afrontados. La temática desarrollada en la escultura románica tiene como referencias fundamentales los diferentes textos bíblicos y, en especial, el Apocalipsis. En los tímpanos de las portadas, el tema fundamental es la imagen de Cristo en majestad o Pantocrator, que con una mano bendice y con la otra sujeta el Libro de la Revelación (Apocalipsis de San Juan) o la bola del mundo. Cristo se representa en una mandorla, símbolo de la divinidad de Cristo. En torno a él se representa el Tetramorfos o los símbolos de los cuatro evangelistas: san Juan representado como un águila, san Marcos como un león, san Lucas como un toro y san Mateo como el hombre. Además del Tetramorfos se representan ángeles portadores de los símbolos de la Pasión de Cristo y los veinticuatro ancianos del Apocalipsis (Apocalipsis de San Juan 4, 2-8). Ejemplo de todo ello sería el grandioso tímpano de la antigua iglesia abacial de San Pedro de Moissac, realizado entre 1120 y 1135.
En las jambas y en el parteluz se disponen las figuras de personajes sacralizados, de modo que adquieren la función de mediadores entre Dios y los hombres. Desde este punto de vista es frecuente la presencia del apostolado en las jambas. Otros temas bastante comunes son el Cordero apocalíptico, el Crismón, la Transfiguración o la figura de Dios Padre con Cristo sobre su regazo.
http://web.educastur.princast.es/proyectos/jimena/pj_leontinaai/arte/webimarte2/index1.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario