La claridad compositiva y la elegancia de las proporciones definen, asimismo el
Hospital de los Inocentes de Florencia (1419), cuya fachada se abre al exterior mediante un pórtico en el que se combinan columnas de orden corintio con arcos de medio punto en cuyas enjutas se disponen tondos decorativos, con relieves alusivos a la función del edificio que no era otra sino la custodia de niños huérfanos o abandonados. Sobre el pórtico se abren diferentes ventanas, regularmente distribuidas, y rematadas con frontones triangulares. La fachada, de una rigurosa horizontalidad, se caracteriza con la usual decoración bícroma que Brunelleschi despliega en sus obras.
El edificio de planta cuadrada y muy adintelado que se caracteriza por su horizontaneidad, elevado sobre un podio para separarlo de el resto de la plaza, con una escalinata, el edificio se compone de dos plantas separadas por un entablamento liso, por su importancia en la simetría, ya que se podía establecer un eje pasando por la mitad de un un arco de medio punto y podemos observar que sigue el mismo esquema, y por ultimo la bicromia que convina el color blanco del edificio con el gris de los elementos constructivos.
La fachada está compuesta por un primer piso conformado por columnatas de orden compuesto que sujetan arcos de medio punto, en cuyas enjutas se disponen los tondos.
En la parte superior está compuesta por ventanas que dan luminosidad al interior del edificio con un frontón triangular y un tejado a dos aguas.
Los tondos son círculos dispuestos en las enjutas de los arcos de medio punto, con un fondo azul y un altorrelieve con la representación de un niño vendado, como representación de los inocentes que así le da nombre al edificio.
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